Sábado, 10 de noviembre: Saldremos a las 9:00 y la hora estimada de llegada serán las 13:15. El recorrido pensado es el siguiente: Erandio, Mungia, Gerekiz, Olabarri (avi), Mungia, Unbe, Erandio. Total: 82 km ; Desnivel: 680m.

Larunbata, azaroak 10: Erandiotik 9:00-etan atera eta 13:15-etan etxean izango gara. Hauxe da egingo dugun ibilbidea: Erandio, Mungia, Gerekiz, Olabarri (hornidura), Mungia, Unbe, Erandio. Guztira: 82 km ; Desnibela: 680m.

 

 



Domingo, 11 de noviembre: Saldremos a las 9:00 y la hora estimada de llegada serán las 13:30. El recorrido pensado es el siguiente: Erandio, Mungia, Paresi, Busturia, Gernika (Avi), Gerekiz, Olabarri, Butron, Unbe, Erandio. Total: 105 km ; Desnivel: 1500m. 

Igandea, azaroak 11: Erandiotik 9:00-etan atera eta 13:30-etan etxeratuko gara. Pentsatuta dagoen ibilbidea hauxe da: Erandio, Mungia, Paresi, Busturia, Gernika (Hornidura), Gerekiz, Olabarri, Butron, Unbe, Erandio. Guztira: 105 km ; Desnibela: 1500m.

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A pesar de estar exento de escribir crónicas por llevar la web, hoy cogeré el bolígrafo e intentaré relatar en la medida de lo posible lo acaecido en la jornada.

Todo comienza a las 8:20 con la suave melodía de la alarma del móvil que me avisa que toca quemar el inmenso katxopo de Armintza que compartimos y nos metimos entre pecho y espalda mi querida Ana y yo. Todavía en la cama, escucho el ulular del viento que viene a decirme “quédate durmiendo, no te levantes, es peligroso, …” cosa que me hace pensar “Uhm, con lo a gusto que estoy aquí, ¿qué necesidad tengo de buscarme problemas con la bici ahí fuera?”. De todas maneras, cojo el móvil y aún con los ojos entrecerrados veo que hay contenido en el whatsapp de ETE. Lo abro y veo que varios valientes (inconscientes más bien) se están planteando salir, así que vuelve a calar en mí la idea de quemar el exceso de proteína de anoche y empieza a difuminarse el pensamiento de peligrosidad de coger la bici con este viento. Por tanto, decido levantarme y, después de mirar por la ventana, decido salir. Eso sí, no lo manifiesto en el whatsapp ya que mi querido amigo Ángel lo estará leyendo y si ve que tengo intención de salir… ¡se queda en casa! 😉

Me presento en el embarcadero cinco minutos antes de la hora estipulada y me encuentro a Carmelo, kote que viene enfrentándose en solitario al potente viento desde Sondika. Pocos minutos después aparecen el resto de los inconscientes de la salida dominical: Igor, Fernando II, Floren, Sendoa y Ángel. Leemos el mensaje de Guille en el que nos anima a no esperarle, pero le damos los cinco minutos de rigor pensando también en nuestro querido Flores, compañero que al final no hace acto de presencia 🙁  Salimos, y a la altura de la dársena de Lamiako nos alcanza Guille, formando así el octeto que cabalgará junto hasta Arrieta.

Como sabiamente mi mentor José Mari me indicó desde que entré en la grupeta tomo mi posición natural en la manada; ¡la última, por supuesto!. Os podréis hacer una idea de mi sorpresa cuando veo que en la rotonda del lavacoches de Romo el viento sopla fuertemente a la izquierda haciendo que cinco kotes se pasen la rotonda y, unos metros más adelante, el viento cambia drásticamente de dirección y hace que Ángel tenga dificultades con su bicicleta. Sin comerlo ni beberlo, nos encontramos Floren y yo en la cabeza del pelotón. ¡Qué jodido este viento! 😉

Sin nada más reseñable que Eolo jugando con nosotros unas veces soplando a favor y otras en contra, llegamos a Mungia en animada conversación. Una vez en la citada población, y recordando las sabias palabras de mi mentor, dejo pasar a mis compañeros con la necesidad ( y excusa al mismo tiempo) de quitarme el chaleco, e Igor preocupándose de mi seguridad y bicicleta me hace detener mientras anima al resto a seguir adelante. Tras medio minuto a lo sumo de exhaustiva inspección de la bicicleta decide que el problema no es relevante y reanudamos nuestra marcha en pos del resto. No hay nada mejor que salir a andar en bici que hacerlo con un amigo y que, además, éste sea mecánico. ¡Eskerrik asko por la preocupación Igor!

Ahora es Igor el que rompe el viento y yo el que se aprovecha de su esfuerzo para alcanzarles lo antes posible. Lo sorprendente es que aunque vamos acortando la distancia, vemos que lo hacemos a un ritmo más lento del que inicialmente habíamos previsto. Finalmente les damos alcance poco antes de los cuarteles y descubrimos que se habían acoplado a cuatro ciclistas que rodaban a buen ritmo con el fin de evitar malgastar fuerzas en la lucha contra Eolo. No hay nada que reprochar, pero tanto Igor como el que escribe ya han hecho la serie de la mañana. 😉

Rebasamos los cuarteles y poco antes de llegar a la rotonda, Guille deja caer una barrita de chocolate para aligerar peso. Haciendo caso omiso del consejo de Igor de dejarla allí tal y como si estuviéramos disputando una contrarreloj, Guille decide regresar a por ella. Dado que empieza a chispear, yo aprovecho para ponerme de nuevo el chaleco. Por tanto, comenzamos la subida a Arrieta un tanto dispersos.

Por delante se escapan Sendoa (“el fuerte”, tal y como ha demostrado en el transcurso de la etapa de hoy), Carmelo y Fernando (por cierto, ha estado muy bien eso de tirar a propósito las gafas al suelo para subir con el otro grupo). Por detrás subimos el resto, primeramente disgregados y después en grupito al ritmo que ha marcado Floren hasta Arrieta. Una vez allí, intercambio de cromos; los de delante se reagrupan con el resto y Floren nos abandona retornando por donde hemos venido, ya que tiene que llegar a casa antes de que la bicicleta se vuelva a transformar en calabaza. ¡Una pena compañero!

Seguimos subiendo y otra vez se vuelve a romper el grupo, pero en esta ocasión tengo la oportunidad de subir en el grupo de Carmelo, quien nos va narrando lo que nos vamos encontrando con la experiencia de alguien que ha pasado muchos veranos en esa zona. Guille nos alcanza rápidamente con su estrategia de ir de menos a más, y Sendoa nos abandona cuando ve duras rampas para volvernos a esperar cuando la carretera suaviza. Así, poco a poco (nunca mejor dicho) coronamos el puerto y esperamos al resto. En este caso no hay ningún valiente que baje a por ellos (esto no es Unbe jejeje). A Igor le ha hecho mella el esfuerzo del duatlón de ayer y, un tanto pálido, se piensa seriamente regresar por donde hemos venido. Al no encontrar apoyo alguno a su moción decide continuar. ¡Bravo por Igor!

Bajada tranquila y sin arriesgar (bueno, de Ángel no puedo decir nada porque le vi solamente al empezar a bajar) hasta San Kristobal y llegada a Gernika, donde reponemos fuerzas en el Zimela con un más que merecido descanso y mejor café, eh Ángel? Conversaciones varias y trascendentales. ¿De qué hemos hablado? Ah,… haber venido! 😉

Volvemos a nuestras monturas y, atravesando Gernika, ciclamos en grupo hasta la base de Gerekiz. Aquí reaparecen las hostilidades y después de un reparto cuasi-equitativo de unidades me quedo con Ángel y Fernando, ya que la conversación es más agradable y animada 😉

En esta ocasión, tras coronar Gerekiz, Guille viene en nuestra búsqueda, Igor espera y Carmelo y Sendoa se van a casa por Morga. ¡Están locos estos romanos!

Vuelta a la lucha con Eolo en formación de fila india bajando a ritmo de Ángel, relevo de Guille hasta Frúniz y mío hasta Mungia (lo sé José Mari, ¡me estoy echando a perder!). Lo mejor de todo es el comentario de Ángel: “aquí el único que saber poner un buen ritmo es Floren, los demás no tenéis ni idea”. Por tanto, prueba superada. De ahora en adelante… ¡yo atrás!  jejeje

Atravesamos Mungia y, en esta ocasión, son Guille e Igor los que no escatiman esfuerzos para que el resto vayamos cómodos. De hecho, hemos comprobado que yendo a rueda se va con diez pulsaciones menos y los vatios que mueves son una cuarta parte de los que mueves tirando del grupo. ¡Qué sabiduría la de mi mentor eligiendo su posición en la manada! Fernando tiene algún momento de bajón al querer aguantar el ritmo pero sabe que en el llano sí o sí tiene que aguantar, así que lo hace estoicamente sin pedir sopitas. ¡Hemos hecho un magnifico fichaje! De todas maneras, si hay que pedir sopitas… ¡se piden!. Aunque dependiendo de quien las pida… ¡yo apretaría más! (¡en quién estaré pensando!) jejeje

Llegamos a Urduliz y Guille, sabiendo lo fuerte que está, baja a la fuente a rellenar el botellín mientras el resto iniciamos la ascensión a Unbe. Nos coge en el cruce a Sopelana y a ritmo tranquilo coronamos todos juntos. Ya sin presencia de viento alguno regresamos a Erandio donde nos despedimos de Guille y Ángel. El resto, dada la hora que es, nos vamos a casa directamente sin el “café” que solemos tomar en Erandio.

Bonita ruta por carreteras con escaso transito de coches en mejor compañía, así que tomo por buena la decisión de haber salido a pesar del viento.

PD: José Ignacio, no me he encontrado nada fino, así que no hace falta que entrenes mucho pensando en nuestro “pequeño reto”. Por cierto, el resto ir pensando si os vais a animar a participar en la QH a fin de hacer todos juntos la inscripción de cara al sorteo.

Maisu